No estaba muerto, andaba en la talacha... pffffff

Que tranza banda ojaldra! pos acá reportándome con todos astedes después de tanto (snif) pos mucho jale y poco esparcimiento.

Aún así he visto cosas chidas y situaciones chuscas pa compartir con ustedes, como la vez que saliendo de trabajar (aún no me acostumbro a esa frase) iba pasando por una brecha y vi como un perro dió vuelta en una esquina lejana y venía hecho la chingada porque tras de el, tres camiones de una cervecería en su persecución... pobre perro estaba corriendo por su vida porque no existía espacio alguno para hacerse a un lado. Hasta que a unos 30.75 metros de donde venía caminando yo había un espacio para resguardarse de los peligros del camino. A lo que mi agilidad mental de *erudito de harvard me hizo intuir que el peligro inminente que representaban aquellos tres camiones ponía en peligro mi vida también.

*Éste es un erudito de Harvard

Ni que **Michael Johnson ni que la chingada, que me agarro corriendo a donde se dirigía el perro y en una fracción de segundo llegué a el pequeño recoveco que podía resguardarnos a bien de salvar nuestras vidas, y en un salto bruce willisesco apenas logré mi cometido junto con el perro librándola apenas para poderles contar ésta historia.

** Éste es Michael Johnson

Unos cuantos metros después, no puedo decirles con precisión cuánto exactamente porque el polvo del camino me impidió hacerlo, pero se detuvieron los tres camiones y se bajaron sus ocupantes un poco estem... cómo decirlo, cagados de risa? y me llaman. Yo estaba muy encabronado pero me reuní a su encuentro para matarlos con la técnica secreta del golpe de las 3 pulgadas.

Los vi aproximarse lentamente, me dispuse a tronarme los nudillos y el cuello... cerre los puños con fuerza y me mentalicé a correr al saiyaiyin style, en eso... veo que traen algo a escondidas, tal vez un arma secreta, tal vez una bomba, un par de tennis hediondos, un amuleto maldito o que se yo... al fin lo puedo ver claramente...

Vienen hacia mi, mi coraje en caída libre al ver que aquellos tipos se aproximaban a mi con cartones de cerveza y unas modelos para pasarla en grande a mitad de la brecha.

Al final todo salió bien. El perro se hizo bien compa, todavía nos juntamos a chelear de vez en cuando y los compas del camión... bueno, después de las cervezas, los tuve que matar por pasados de lanza.

Las demás historias las dejaré para alguna otra ocasión y así no atiborrarlos con tanta información de calidad.

Hay nos olemos!